sábado, 27 de enero de 2018

CRÍTICA | SIN AMOR (LOVELESS), de Andrey Zvyagintsev


SIN AMOR
Cannes 2017: Premio del Jurado. Óscars 2018: Nominada a Mejor película de habla no inglesa
Rusia, 2017. Dirección: Andrey Zvyagintsev Guión: Andrey Zvyagintsev y Oleg Negin Fotografía: Mikhail Krichman Música: Evgueni Galperine Reparto: Maryana Spivak,  Aleksey Rozin,  Matvey Novikov,  Marina Vasilyeva,  Andris Keishs, Alexey Fateev Género: Drama Duración: 128 min. Tráiler: Link Fecha de estreno en España: 26/01/2018
¿De qué va?: El hijo de una pareja en trámites de divorcio desaparece y ambos deberán unirse para buscarlo, situación que irá desvelando la complejidad de los integrantes de dicha familia.



Con una elegante puesta en escena, acorde banda sonora y un paisaje frío y desolador el director narra la historia de una pareja a las puertas del divorcio tras más de una década de convivencia y con un niño de 12 años de edad, el cual desaparece poco antes de que se concrete la separación de sus padres, dando lugar a una intensa búsqueda que dará tiempo para explorar los conflictos internos de los integrantes de esta disfuncional familia. Sin amor es un relato contundente que pone en evidencia los males de la sociedad rusa que en cierto modo también pueden ser los de cualquier otra sociedad puesto que, Zvyagintsev relata una historia universal que atañe al ser humano sin importar su nacionalidad o lugar de residencia, por tal razón estamos ante una obra que no dejará indiferente a ningún espectador. El film permite hacer reflexiones interesantes y sobre todo importantes respecto al matrimonio, la paternidad, los efectos de la carencia de amor filial y atención de los padres a sus hijos y además, ahonda en el daño psicológico y emocional que se puede causar a los infantes a través de deshumanizadas muestras de desprecio lo cual puede llegar a crear un entorno hostil capaz de destrozar vidas y peor aún, convertirlo en un acto que posiblemente se repetirá de generación en generación (al menos entre los que logran sobrevivir a ello), tal y como vemos en el film.


Por todo lo dicho, la trama es desgarradora y se desarrolla entre planos largos que dejan ver un clima tan frío como sus despiadados protagonistas y la poco grata sociedad que retrata, la cual se percibe más preocupada por las cuestiones materiales que por vínculos afectivos, habituada al consumismo, muy pendiente de sus smartphones y casi adictos al postureo, intentando mostrar así su felicidad al mundo, sin embargo el espectador puede atisbar más allá de un estado de red social y contemplar el vacío de dichas vidas, personas que hablan de amar pero en cada una de sus acciones demuestran estar desprovistos de dicho afecto. De hecho, en una de las escenas hacia el final de la cinta hay un único momento donde los protagonistas muestran algo de sensibilidad y humanidad, pero con los últimos minutos del metraje, el director arrebata al espectador cualquier atisbo de esperanza y deja claro su mensaje desesperanzador y pesimista. Sin amor es una de las mejores películas del año y muy probablemente la ganadora en la categoría de Mejor película de habla no inglesa de los Óscars 2018, un premio que sería totalmente acertado y merecido. Desgarradora pero imprescindible.


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