martes, 30 de enero de 2018

CRÍTICA | MOLLY'S GAME, de Aaron Sorkin


Sorkin hace juego (y gana)
MOLLY'S GAME
2 nominaciones a los Globos de oro, Critics Choice y Satellite Awards
EE. UU., 2017. Dirección: Aaron Sorkin Guión: Aaron Sorkin, a partir del libro biográfico de Molly Bloom Música: Daniel Pemberton Fotografía: Charlotte Bruus Christensen Reparto: Jessica Chastain, Idris Elba, Kevin Costner, Michael Cera, Samantha Isler, Chris O'Dowd, Graham Greene, Jeremy Strong, Bill Camp, Brian d'Arcy James, Claire Rankin, J.C. MacKenzie Género: Drama biográfico. Thriller Tráiler: Link Fecha de estreno en España: 05/01/2018
¿De qué va?: Molly Bloom consiguió ser multimillonaria a los 21 años. Tras una carrera como esquiadora de élite y una etapa como camarera multiempleada, Molly impuso sus reglas en el submundo de las partidas de póker de Los Ángeles. Entre timba y timba, la chica desplegó todo su ingenio hasta convertirse en objetivo del FBI. Años después, tras publicar un libro con sus memorias y con una sentencia judicial en su contra, decide contar su historia a un abogado de Nueva York.



Era cuestión de tiempo que Aaron Sorkin se animara a dirigir un largometraje. De hecho, era el único paso que quedaba para poder hablar de él como lo que siempre ha sido: uno de los autores que más ha aportado a la ficción de las últimas décadas. Molly's Game, un debut que sabe más a confirmación que a revelación, reúne todos los tics (entiéndase: virtudes) de todos los guiones previos y las producciones televisivas de Sorkin. Desde su arranque, probablemente el más vitaminado que veamos este año en la oscuridad del cine, no hay ni una sola palabra e imagen de Molly's Game que no tenga como objetivo apabullar nuestro intelecto. La historia salta indistintamente del presente al pasado, de la primera a la tercera persona, muta de igual forma de género cinematográfico, y al final lo que queda es un thriller endiablado que discute sobre el azar, el éxito y los límites de la moralidad. El estilo es reconocible, el tema no es nuevo, y aún así todo funciona. Cuesta, por desgracia, encontrarse películas tan adultas como Molly's Game, capaces de conjugar con tanto equilibrio capacidad comercial y pericia artística. Sin faroles que valgan. Poniendo todas las fichas sobre el tablero. Sería una pena que los Óscar no tuvieran en cuenta una película que la industria del cine debería entender a la perfección: Molly's Game habla del ego, de la impunidad y de aquello que uno está dispuesto a hacer para ganar la mayor cantidad de dinero en el menor tiempo posible, aprovechándose de los resquicios del "sistema". También es la crónica de un empoderamiento femenino y de una corrupción que agoniza. ¿Qué más podemos pedir en el año del Time's Up?


Para espectadores a los que les gusta jugar y que jueguen con ellos.
Lo mejor: Su capacidad dialéctica se mantiene intacta durante 140 minutos.
Lo peor: A veces las florituras de guión no permiten ver el alma de su personaje.


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